La vida de un niño/a con una enfermedad congénita del corazón, la gran mayoría de veces, será bastante normal. Su hijo/a deberá seguir los controles habituales, donde se anotan su desarrollo corporal (peso y talla) y su desarrollo psicomotor.

Hay que saber que cómo cualquier niño/a tendrá las enfermedades comunes propias de la infancia como catarros, diarrea, fiebre… La gran mayoría de enfermedades las superará sin problemas, igual que los otros niños.

Sin embargo, algunas enfermedades sí que supondrán un empeoramiento de su estado con necesidad de mayor control.

¿En qué circunstancias debo acudir al pediatra?

  • Fiebre: Siempre que su hijo/a tenga fiebre lo debe de visitar un pediatra ya que su corazón tendrá que trabajar más. Además, se debe descartar una infección grave.
  • Pérdida de apetito: Si su hijo/a come menos, o se cansa durante las tomas y no gana el peso que debiera, el médico lo debe examinar y determinar si necesita alguna medicación.
  • Sudoración: Otro síntoma que indica que su corazón trabaja demasiado. Es un síntoma habitual en algunos pacientes, y nos debe alertar si es de nueva aparición.
  • Vómitos o diarrea: Conlleva una pérdida importante de líquidos. Hay que tener especial cuidado en los niños que toman diuréticos ya que se pudieran deshidratar. Además, los vómitos pueden indicar una intoxicación con ciertos fármacos como la digoxina.
  • Tos y congestión: En la mayoría de casos es por catarro. Si persiste deberá acudir al pediatra para que descarte una congestión o edema pulmonar.
  • Cambios en la actividad: Aunque habitualmente se cansan más que sus compañeros, se debe valorar por su pediatra si este cansancio es más acusado.
  • Sangrados: Los niños con anomalías cardíacas no tienen una propensión mayor al sangrado salvo que tomen medicación anticoagulante o antiagregante. Si tomara esta medicación y le aparecen hematomas o sangrados, deberá acudir para que se le ajuste la dosis.

 

Es poco frecuente que un niño/a con una enfermedad cardíaca congénita deba de acudir a urgencias por problemas graves. De todas formas, hay que vigilar la aparición de signos que indican gravedad.

¿Cuándo debo acudir a urgencias?

  • Fracaso del corazón: Piel pálida, grisácea con manos y pies amoratados, respiración agitada y muy rápida, pulso muy rápido, hinchazón de pies o cara, decaimiento o pérdida de conciencia.
  • Crisis hipóxicas: Se debe a la pérdida de oxígeno en sangre. El niño/a se pone de color morado en labios y dedos. Se pone muy agitado y respira rápidamente. Hay que intentar tranquilizarlo y acudir inmediatamente a urgencias.
  • Dolor en el pecho: No suelen tener casi nunca dolor en el corazón, pero hay que asegurarse de ello.
  • Desmayo o síncope: Hay que descartar que sea de causa cardíaca.
  • Palpitaciones: El niño/a notará que el corazón le va muy rápido. Sólo deberá acudir si esta situación dura varios minutos para descartar una arritmia.
  • Complicaciones tras una intervención cardíaca: Además de lo anterior, habrá que acudir si hay signos de infección de la herida quirúrgica con la presencia de fiebre, separación de bordes con pues y enrojecimiento doloroso.

 

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